El comedor de pescado situado en la
costa del Paraná, en Pueblo Brugo, es un emprendimiento productivo
asociativo que fomenta el autoempleo de sus protagonistas, fortalece
las familias e incorpora a la economía, bienes y servicios de buena
calidad a precios justos. El emprendimiento “es parte del Programa de
Diversificación Productiva para Pescadores Entrerrianos que el gobierno
provincial implementa desde 2012”, confirmó a AIM la coordinadora del
comedor Karú Pirá, Cecilia Andrasnik.
Andrasnik, que coordina el comedor Karú
Pirá junto con Julián Carpio, destacó que “el gobierno nacional invirtió
2,5 millones de pesos en este primer comedor, de cinco previstos en la
costa del Paraná”, y adelantó que habrá cinco millones más “para los
próximos dos establecimientos similares, en Paraná y en Hernandarias”.
El emprendimiento en Pueblo Brugo, habilitado por videoconferencia por
la presidenta Cristina Fernández, está abierto de jueves a domingos.
Chef de profesión, Andrasnik explicó que
llegar al proceso asociativo y luego al comedor, “fue todo un proceso.
Los pescadores vendían el producto de la pesca a un acopiador, a un
precio que no les resultaba conveniente. A eso había que sumarle que no
le daban valor agregado al producto de su trabajo”.
A partir de esa instancia surgió la
posibilidad de asociar en una cooperativa a los trabajadores del río en
Pueblo Brugo, aunque ese proceso llevó bastante tiempo. “Ya son dos años
de trabajo intenso”, confió la coordinadora, quien valoró el proceso
como “altamente positivo”.
Un emprendimiento que favorece a las familias.
Son 18 las familias que integran la cooperativa de pescadores. Para
ellos, la vida cambió de una manera extraordinaria, ya que primero se
consolidaron a través de la organización que abrió paso al
establecimiento –un comedor en Pueblo Brugo-, que potencia la capacidad
de la que disponen, ya que antes no eran competitivos porque no estaban
organizados. “La cooperativa fue equipada con heladeras, vajillas,
mesas, sillas, cámara de frío, acondicionadores de aire y uniformes,
entre otras cosas”, dijo Andrasnik, quien detalló que la propuesta forma
parte del Programa de Diversificación Productiva para Pescadores
Entrerrianos que el gobierno provincial implementa desde 2012.
La profesional precisó que “el programa
consiste en el desarrollo de una cadena de procesamiento y expendio de
pescado, para propiciar la organización de los trabajadores del río,
agregar valor en origen y establecer una sinergia entre producción y
turismo. Esta es una experiencia inédita en el país que tuvo su primera
manifestación concreta en el comedor Karú Pirá, en Pueblo Brugo”.
De cómo un proyecto cambió la vida de muchos.
El asociativismo no se redujo sólo a agrupar a los pescadores en una
cooperativa, sino que les ayudó a cambiar su forma de vida. “Anécdotas,
hay de sobra”, confió la coordinadora. “Vivían el día a día y hoy por
hoy, pueden planificar. Por ejemplo, Dilma, esposa de uno de los
pescadores, trabaja en el comedor. Con su segunda paga compró una moto
en cuotas…y lo hizo porque sabía que tendría ese dinero seguro todas las
semanas, porque perciben su paga semanalmente”.
Con este programa, los pescadores y sus
familias mejoraron sustancialmente la calidad de vida: “se compraron
zapatillas, celulares, están impecables, pueden planificar, que es lo
más importante”.
Sonrisa plena, un detalle que no es menor.
Por una cuestión cultural, muchos de ellos no tenían dientes, o si los
tenían, la salud bucal no era de lo mejor. El tema se planteó incluso
cuando se habló de la atención a los comensales en el comedor. “Saben
que todo es importante y que una sonrisa plena incide, por lo que se
hizo un convenio con el ministerio de Salud que, a través de la
dirección de Odontología, hizo colocar prótesis dentales a cada uno de
ellos”.
“Si se quiere se puede”, afirmó
Andrasnik, quien señaló que si bien es un proyecto que surgió desde el
Estado, “los pescadores no lo viven como una cuestión política, sino
como algo que ayudó a cambiarles la vida”.