En comunicación mediante videoconferencia con
el gobernador Sergio Urribarri, la Presidenta Cristina Fernández de
Kirchner dejará inaugurado este lunes a las 18, el primer comedor de
pescado administrado por una cooperativa de pescadores en Pueblo Brugo.
Se trata del primer comedor y procesador de pescado que surgió a partir
de que los pescadores se organizaron el una cooperativa que administra
el emprendimiento. En esta etapa se favorece de manera directa a un
grupo de 18 familias de pescadores del municipio.
El primer comedor y procesado de
pescado (congelado, envasado al vacío, ahumado, escabeche, etc.) se
instaló en Pueblo Brugo, departamento Paraná. Su nombre, Karu Pirá –
Pescadores del Paraná, significa “comer pescado”, en guaraní.
Los pescadores se organizaron en una cooperativa, que administra el
emprendimiento, llamada “Cooperativa de Transformación e
Industrialización Pesquera de Pueblo Brugo”, creada mediante la
participación del Instituto de Cooperativa y Mutualidades de Entre Ríos.
Los centros de procesado y los comedores son administrados por las
propias familias de los pescadores, donde tiene un rol central la mujer
del pescador y sus hijos, siempre contando con la asistencia del Estado
provincial y municipal.
En esta etapa se prevé favorecer de modo directo a un grupo de 18
familias de pescadores del municipio (más de 80 personas), e
indirectamente a otros trabajadores del río como proveedores de pescado,
mejorando la participación comercial de los mismos en la cadena
productiva; además del impacto turístico que generará en toda la región.
La pesca artesanal y/o comercial sobre el río Paraná es una actividad
significativa en la provincia de Entre Ríos, de la que dependen más de
2.000 familias en forma directa. Los trabajadores del río constituyen
un estrato poblacional de bajos ingresos, de rasgos idiosincráticos muy
marcados. Por ello, en el marco de la preservación del recurso y de la
necesaria mejora en las condiciones socioeconómicas de los pescadores,
se instrumentaron estrategias para resguardar de la figura del
pescador como tal y su progreso personal y familiar; además de cuidar
el recurso otorgando sustentabilidad, agregando valor sobre la base de
un mismo volumen de extracción de peces del río.
Los comedores y centros de procesado, constituyen el eje de un programa
integral de desarrollo de la cadena de valor de la pesca en Entre
Ríos. En ese sentido, a fines de 2010 el gobierno provincial propuso la
creación de una cadena de comedores, centros de procesado y
proveeduría de pescado de río que ofrezcan variedades locales de pescado
(platos típicos), de modo de promover la diversificación de la
actividad del trabajador del río a través de la incorporación de su
familia en un proyecto productivo-turístico más amplio e integral.
De este modo, el pescador continúa con su actividad aportando el
recurso central -insumo- para filetear y vender directamente el producto
con más valor agregado, y para proveer de platos típicos de pescado en
la red de comedores, fundamentalmente de cara al turismo. La calidad
de los productos ofrecidos en la cadena de comedores será garantizada
por la provincia a través de un sello identificatorio, así como el
control sobre el tamaño del pescado procesado.
Entre los propósitos de la iniciativa, se intenta ampliar los ingresos y
las capacidades del pescador y su familia, en un programa
autosustentable, diversificar las actividades del trabajador del río
respetando sus costumbres e idiosincrasia. También, preservar los
recursos ictícolas regionales, mejorando su aprovechamiento económico,
profundizar el agregado de valor en origen mediante la integración de un
complejo productivo-turístico y fortalecer el trabajo cooperativo.
Recursos y capacitación
La implementación del programa está a cargo del gobierno provincial a
través del Ministerio de Producción. La provincia asumió los gastos que
demandó la instrumentación del proyecto (incluyendo capacitación,
organización, fiscalización, etc.), así como de la obtención de los
predios en los que se instaló el establecimiento.
En tanto, el Instituto de Control de Alimentación y Bromatología (ICAB)
de la provincia, intervino en la ejecución del proyecto edilicio, el
asesoramiento de acuerdo con el Código Alimentario Argentino y la
capacitación de los pescadores en manufactura. Efectuó también
asesoramiento sobre cómo debe ser el equipamiento y los requerimientos
pertinentes para obtener un producto inocuo.
El gobierno Nacional, a través del Ministerio de Agricultura, Ganadería
y Pesca aportó los recursos financieros para la construcción de la
obra y la puesta en marcha del emprendimiento 2,5 millones de pesos.
Asimismo, la Unidad para del Cambio Rural, también del gobierno
nacional, aportó los recursos para completar el equipamiento y para la
gestión productiva. La inversión en el proyecto global se estima en más
de 3,5 millones de pesos considerando la necesidad de la construcción,
equipamiento, terreno, capacitaciones, asistencia, etc.
La capacitación en la gestión del comedor y centro de procesado se
realizó a través de un equipo de especialistas en gastronomía. Se
llevaron a cabo durante el 2011 y 2012 sucesivas clases, con degustación
de platos y asistencia en los distintos menús, incluyendo platos más
elaborados pensando en turistas internacionales y la atención al público
para la venta de pescado crudo (despinado, despostado, envasado,
etc.).
La capacitación intensiva empezó un los últimos cuatro meses de 2012 y
duró hasta la apertura del comedor. En ese marco, se elaboró un manual
de buenas prácticas y elaboración de platos típicos, que será la base
de la oferta gastronómica del comedor.
Diseño del comedor
A comienzos de 2011, el Ministerio de Producción firmó un convenio con
el Colegio de Arquitectos de Entre Ríos, mediante el cual se realizó un
concurso para diseñar el prototipo del establecimiento. Un grupo de
cuatro jóvenes integrado por los arquitectos Juan Andrés Fernández,
Bruno Mercado, Luciano Emilio Lacognata y Javier Arrieta, resultó
ganador de dicho concurso.
El arquitecto Javier Arrieta indicó que el prototipo diseñado se adapta
a lugares con topografías, características, situaciones e impactos
diferentes según la ciudad donde se instale, de modo que ese modelo
será replicado en los otros lugares. “Diseñamos apelando al imaginario
colectivo teniendo en cuenta una serie de elementos como son la madera,
las casillas, canoas, barcazas, el uso de los materiales”, detalló.
Arrieta explicó que, junto con el comedor en sí, habrá dependencias
para elaborar productos derivados a partir de la utilización de la
materia prima que no fuera a ser aplicada a los platos principales.
Según la memoria descriptiva, el proyecto “se constituye en una caja
contenedora que flota, donde, desde una estructura palafitica se
despega del suelo para no interrumpir el paisaje ni la estructura
natural del territorio y su sustrato edáfico. Ésta se manifiesta desde
un volumen de geometría abstracta y etérea que sin pretender interferir
ni competir con la estructura del paisaje y su territorio material,
intenta imponerse desde su contundencia en un equilibrio inquieto de
solidez geométrica y liviandad material, para lograr componer desde la
sutileza su presencia de marca e identidad en entornos silvestres o
vírgenes”.
La propuesta privilegia la apropiación de la memoria del entorno
costero a la hora de resolver su envolvente exterior, entendiendo que
toda intervención responsable debe devolver a su medio tanto o más de lo
que está le está quitando. Es así que dicha envolvente, dado que las
orientaciones no son definidas, se concretó como una piel o filtro que
permite dar control al asolamiento y de este modo adaptar el edificio a
diferentes situaciones de emplazamiento. Dicha piel se resuelve en la
idea de una serie de parasoles verticales que funcionan como fachada
ventilada donde, vegetación mediante, ofrece una fachada con dinámica
propia que propone ir mutando a lo largo de las estaciones, las
orientaciones e interpretando su entorno particular.